Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la derección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana - Azcapotzalco

domingo, 18 de noviembre de 2012

La pérdida

Me encontraba muy nerviosa. No tenía ninguna noticia de él. Le marqué muchísimas veces y su celular estaba apagado. No sabía qué hacer. Me imaginaba muchas cosas. ¿Le habrá pasado algo o ya me dejó plantada? Así que mejor opté por marcarle a su mamá.
—Señora, ¿no sabe qué pasó con  Erick? Quedó de llegar hace tres horas. No logro contactarlo.  Estoy muy desesperada —pregunté a su mamá en cuanto me contestó.
—Ale, que bueno que me llamas. No sabía cómo contactarte. Pasó algo horrible —respondió mientras lloraba.
—¿Qué pasa? Señora, no me espante. Por favor dígame qué fue lo que pasó. ¿Erick está bien?
—Me temo que no. Mi hijo tuvo un accidente. ¡Está muerto, Ale! —respondió llorando y gritando.
—Eso no es posible. ¡Me está mintiendo! Erick no puede estar muerto. Él tiene que conocer a su hijo —respondí mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. Ni siquiera me percaté de que mi mamá estaba a mi lado y escuchó que tendría un hijo.
—Sí, Ale, tienes que creerme.
Al escuchar eso mi cuerpo se paralizó. Sentí que me clavaron un puñal en el pecho, mi corazón palpitaba cada vez más rápido, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. No dejaba de llorar y gritar. Mi mamá me arrebató el teléfono para hablar con la señora y ver por qué me había puesto así. Al término de la llamada, me abrazó y me dijo: “Hija, tienes que ser fuerte. Te acompaño en tu dolor. Tranquilízate un poco, pues le hará daño al bebé. Vete a cambiar, que nos tenemos que ir. Te amo”. Al oír esas palabras me tranquilicé un poco.
Llegamos al velorio. No podía contener mi llanto. Era horrible verlo dentro ese ataúd. Al acariciar su cuerpo pálido, frío e inmóvil me daban ganas de morirme. Era el hombre que amaba. La única razón por la que me daban ganas de seguir viviendo era mi hijo. Esa noche no dormí, no comí, en pocas palabras no quería hacer nada. Solo estuve al lado de él, pues sería la última vez que lo podría ver y tocar.
Llegó la hora del entierro. Me dolía tanto ver cómo iban cubriendo su ataúd con la tierra. No pude resistir y me desmayé. Me llevaron al doctor. No supe en que acabo todo. Esos dos días fueron los peores de toda mi vida.
Pasaron cuatro meses. No podía superarlo, pues lo seguía extrañando. No comía ni dormía. Solo pensaba en él. No quería ver ni hablar con nadie. Mi embarazo estaba en riesgo.
Un día, mientras dormía, soñé con él. Se veía muy feliz. Recuerdo muy bien lo que me dijo: “Mi amor, tienes que ser fuerte. Yo sigo aquí contigo. Todas las noches duermo junto a ti y acaricio tu vientre para poder sentir a nuestro bebé. Yo siempre te voy a cuidar. Te amo”. Desperté llorando. Esa fue la causa por la cual me pude recuperar. Él  ya no estaba conmigo físicamente, pero espiritualmente sí.  Entendí que el amor está en el cielo. La prueba de eso se encuentra en mi vientre y es mi hijo, persona por la cual debo empezar a luchar y hacerle saber que su padre fue una persona muy buena y a la cual amé con todas mis fuerzas.

lunes, 12 de noviembre de 2012

La despedida

Como siempre, llegó muy puntual. Sonó el timbre. Yo, muy emocionada, corrí a abrir la puerta. Después de su escena de celos que me hizo en Six Flags, no se merecía que lo tratara bien. Así que decidí hacerme la enojada por un rato.
Al abrir la puerta trató de abrazarme, pero yo lo evadí.
—¿Qué tienes, mi amor? —me preguntó.
—No tengo nada. ¿Qué pasa, qué era lo que tenías que comentarme? —respondí con mucha indiferencia.
—Amor, no sé como vayas a tomar la noticia, pero… —contestó seguido de un suspiro muy profundo.
—¿Qué pasa Erick? ¿Está todo bien?
—Temo que no, amor. Me iré a vivir a Chihuahua. Ya no podré verte más. Y me voy por siete meses.
—¿Qué? ¿Siete meses? ¿Estás loco o qué te pasa? No puedes irte. Yo te amo.
—Lo siento, ya es un hecho. Dentro de dos días me voy. Solo podre verte mañana. ¿Estás de acuerdo?
—Sí, mi vida. No sabes cuánto me duele recibir esta noticia—le respondí mientras las lagrimas corrían por mis mejillas.
Al momento que se fue, subí corriendo a mi cuarto, me encerré y no paré de llorar, hasta que me quedé dormida. Era horrible el pensar que no lo volvería a ver. Yo lo amaba y no podía perderlo.
Al día siguiente, estuvimos desde temprano juntos. Fuimos a desayunar, caminar y a disfrutar el último día que podía estar con él. Me invitó a comer a casa de sus papás y por supuesto que acepté. Al llegar a su casa nos percatamos de que no había nadie. Nos sentamos en la sala a ver una película. De repente, me empezó a besar como nunca lo había hecho. Era una sensación maravillosa. Todo empezó a acelerarse.Los besos y caricias cada vez eran más intensos y en ellos podía sentir todo el amor y el deseo que me tenía. Terminamos en su cuarto. Me hizo el amor, por primera vez, de una forma tan linda y especial. Fue muy excitante sentir como acariciaba mi cuerpo, y yo, el suyo. Nunca olvidare este momento.
Pasaron dos meses. Él seguía en Chihuahua. Yo tenía un mes de retraso. Sabía que estaba embarazada. Decidí hablarle por teléfono  y darle la noticia.
—Mi amor, seremos papás. ¿No te da gusto?
—No lo puedo creer. Esa es la mejor noticia que he recibido. Te amo, Ale. Prometo ir este fin de semana a verte y aprovecho para hablar con tus papás.
—Me parece perfecto. Aquí te espero, mi vida.
Llegó el día de verlo. Estaba muy emocionada, porque tenía muchas ganas de besarlo y abrazarlo. Las horas pasaban y él no llegaba. Eran las 17 horas y él quedó de llegar a las 15. Estaba muy nerviosa pues no podía entender el porqué su retraso.

domingo, 4 de noviembre de 2012

La pelea


Estaba una de mis mejores amigas, besándose con mi ex novio. Todos voltearon a verme. Yo les hacía señas para que se quedaran callados, pues, Erick sabía de la existencia de él, pero no lo conocía. Me puse muy nerviosa, porque Erick odia a mi ex, y si se enteraba que era él, podía ocurrir algo muy malo.
De repente, Erick me dijo: "Mira, ahí esta Sandra ¿Por qué no le decimos que se venga con nosotros, para que ella y su novio no estén solos?". Con mucha rapidez y en un tono muy fuerte, le respondí: "¡No, ni se te ocurra invitarlos". Mi reacción hizo que Erick se desconcertara un poco, pues, era muy raro que  yo no quisiera hablarle a una de mis amigas.

Nos subimos a muchos juegos: Batman, Superman, Huracán, Catapulta, etc. Todo iba de maravilla, hasta que Saraí me preguntó si podíamos hablar. Le respondí que sí, pero que nos alejáramos un poco de ellos, para que no pudieran escuchar. Alejadas de ellos, me dijo:

─Ale, no puedo creer lo que vi hace rato. Era tu amiga, persona a la cual estimabas. Estaba con Daniel, tu ex, muy contenta

─No me importa, Sara, yo ya no siento nada por él. Daniel es mi pasado; Erick, mi presente. Él es la persona que amo.

─No puedes dejar las cosas así. Ella es una...mala amiga.

─Amiga, si a mi no me afecto verlos juntos, menos a ti. ¡Cálmate!

─Ok, lo bueno fue que Erick no se dio cuenta de que él es tu ex.

Cuando de repente, siento que me tocan el hombro; volteo y me percato de que Erick nos había escuchado. Enseguida, con cara de enojo, me dijo:

─Quiero hablar contigo.

─Claro, dime, mi amor.

─Alcance a escuchar que el novio de Sandra es Daniel, tu ex. ¿Eso es cierto?

─No puedo mentirte. Sí, es él.

─No es justo. Creo que debiste habérmelo comentado. De seguro, todavía lo quieres.

─¡No! Te juro que a quien quiero es a ti.

─Me siento un poco mal. Creo que mejor me voy.

─¡Como quieras!

─Perdoname. Espero que me puedas entender.

¿Entenderlo? ¿Qué quería que entendiera? Él es mi presente; yo se lo dije a Saraí. No tenía porque enojarse y mucho menos porque irse. Pero en fin, yo decidí quedarme y seguirme divirtiendo.

Después de dos días, se decidió a buscarme. Me mandó un mensaje que decía: "Amor, perdona mi actitud. Espero te pueda ir a ver hoy a las 20:00 horas a tu casa. Te amo". Respondí que ahí lo esperaba. Estaba muy emocionada porque eso significaba que todo seguiría igual que antes.

domingo, 28 de octubre de 2012

Días de diversión


Después del viaje, pensé que las cosas cambiarían. Él estudiaba; yo, también y eso reducía la posibilidad de que nos viéramos.

Un día, común y corriente, me encontraba en la escuela; sonó mi celular, era un mensaje de él, que me decía: “Hola, amor, ¿te puedo ver el viernes? Es que Sarai organizara una fiesta”. Le dije que sí, que pasara a mi casa por mí a las 20:00 horas. Al salir de la escuela, le mande un mensaje a mi amiga Sarai que decía: “Sara, nos vemos a las 17:00 horas en el centro comercial para comprar lo que necesitamos de ropa para la fiesta”.

Llegamos al centro comercial. Recorrimos todas las tiendas de ropa, hasta que encontramos la más adecuada para la ocasión. Compramos unos jeans, blusas, un par de zapatos, chamarras y hasta una bolsa. ¡Todo estaba listo para la esperada fiesta!

El viernes saliendo de la escuela, me fui muy rápido para mi casa, pues tenía que llegar a arreglarme. Llegando a mi casa, arregle mi ropa, me bañe, me vestí, me hice mil peinados, hasta que encontré el adecuado.

Sonó mi celular, era un mensaje de Sarai que decía: “Ale, ¿puedes llegar antes de las 20:00 para que me ayudes con las cosas de la fiesta?”. Le respondí que no podía, ya que Erick pasaría por mí.

Llegó la hora esperada. Eran las 20:20 horas y él todavía no llegaba. Mis nervios me hacían pensar tantas cosas: ¿Le habrá pasado algo? O ¿Ya me dejó plantada? A las 20:30 por fin llegó, se disculpó por el retraso y a cambio me dio una rosa. Me puse tan contenta que ni recordé preguntarle el porqué de su retraso.

Llegamos a la fiesta. Había música, bebida, botana y mucha gente. Toda la noche estuvimos bailando y platicando. Esa misma noche, organizamos una salida para asistir a Six Flags el domingo. Me la pase muy bien esa noche, y más por convivir con él y mis amigos.

El domingo a las ocho de la mañana me levante y me arregle para llegar a Six Flags a las diez, hora en que nos citamos.

Llegué un poco tarde. Les pedí disculpas por el retraso, pues había mucho tráfico. Tenían cara de desesperados, ya que solo me esperaban a mí. Al entrar al parque, todos pusimos cara de admiración, no podíamos creer lo que estábamos viendo…

domingo, 21 de octubre de 2012

La declaración

Durante el camino estuvimos platicando, recordando viejos tiempos, riendo, y hasta tiempo nos dió de dormir.

Por fin llegamos a Cancún. El trayecto fue maravilloso, sólo por ir sentada junto a él. Saliendo del aeropuerto nos dirigimos al hotel. Llegando, entramos a las habitanciones, nos pusimos la ropa adecuada y salimos corriendo a la playa. En todo el día no se me despegó, sólo quería estar conmigo, y por supuesto yo también con él.

Cayó la noche. Estábamos arreglándonos para ir a dormir. Tocaron a la puerta, abrí y no había nadie, sólo una linda rosa tirada en el piso y con ella una nota que decía: "Ale, me encantas. Te veo a las 23:30 horas en el lobby". Me puse demasiado contenta, que llegué al grado de ponerme a brincar en las camas, abrazar a mis amigas, gritar como loca y buscar la ropa que me hiciera ver mejor, sólo para salir a verlo.

Llegó la hora de bajar a la cita esperada. Mis nervios estaban al cien, mi corazón latía a mil por hora y las piernas me temblaban. Lo ví. Me recibió con un abrazo y me dijo: "te ves muy linda, me gustas mucho; sólo quería preguntarte, ¿te gustaría ser mi novia, Ale?". Cuando me preguntó eso me llene de felicidad porque él me gustaba mucho. Sin pensarlo le dije que sí. Me abrazó y me besó. Ese beso, causó sensaciones muy bonitas: sentía que millones de mariposas revoloteaban en mí estómago. Nunca olvidaré ese primer beso.

Cuando mis amigos se enteraron que ya éramos novios, se pusieron muy contentos, por supuesto nos felicitaron y nos desearon lo mejor.

Desgraciadamente, se terminó el viaje. Las 2 semanas se fueron demasiado rápidas Quedé muy contenta sólo por 2 grandes razones: la primera fue que conocí bellisimos lugares como: Xcaret, Xel-Ha, Isla mujeres,
Chichen Itzá, Cozumel, Tulum, Akumal, Acuario interactivo de Cancún y Playa del Carmen. Lugares increíblemente hermosos. Y la segunda razón fue porque esos lugares los recorrí al lado de mi novio, el niño que más quiero.

Llegamos a México. Me puse muy triste porque eso significaba que ya no lo podría ver diario. Me dijo unas hermosas palabras: "Ale, me la pasé muy bien contigo, te amo y recuerda que nos estaremos viendo muy seguido, porque eres la niña que me robó el corazón". A lo que yo respondí: "Gracias, yo también te amo, Erick".

domingo, 14 de octubre de 2012

El primer encuentro

Corría el año 2010, cuando mis compañeros de la preparatoria organizaron una salida a Cancún. Estabamos llenos de ilusión porque era una gran oportunidad para poder convivir, platicar, divertirnos y por supuesto olvidarnos un poco de la escuela.

En mi casa todavía se discutía si asistiría o no, por lo que necesitaba hacer méritos para el convencimiento de mis padres, ya que ellos pensaban que era muy arriesgado el salir con un grupo sin la supervision de adultos y pudieramos perder el control con los abusos como de alcohol, cigarros, drogas y hasta sexo.

El tiempo de partida llegaba y yo no podía convencer a mis padres, tuve que asear la casa, lavar ropa, hacer el desayuno, comida y hasta cena, cuidar a mi hermano y hacer todo lo que me pedían, hasta que me dieron el sí. En seguida me fuí al centro comercial a comprar lo necesario: traje de baño, bloqueador, blusas, faldas, lentes, sandalias, toalla y hasta un sombrero.

La noche anterior al viaje, estaba muy nerviosa. A las 20:00 horas sonó el teléfono de mi casa y tal como me lo imaginé era mi amiga Saraí que me decía: "Ale, tengo un problema, mis papás no me podrán llevar mañana al aeropuerto. ¿Crees que tus papás puedan pasar por mí?. Sin dudarlo le dije que sí, que estaríamos en su casa a las 6:30 horas.

Al día siguiente sonó el despertador a las cinco de la mañana, era la hora y el día que tanto esperaba. Mi mamá estaba acarreandome y me decía "Alejandra, el avión sale a las 9, pero recuerda que tienes que estar dos horas antes en el aeropuerto y todavía tenemos que pasar por Saraí." Eso me ponía aún mas nerviosa.

Eran las 6:30 horas y ya habíamos recogido a Saraí. Las dos estabamos muy emocionadas y más que nada nerviosas. Llegamos al aeropuerto, en lo que mi papá bajaba las maletas, Saraí y yo corríamos a saludar a nuestros mejores amigos: Roman, Armando y Ruby. Me percaté que venía con ellos otro muchacho; discretamente le pregunté a mi amiga: Ruby, ¿Quién es el chico que viene con ustedes? es Erick, respondió. Era un amigo en común de la secundaria y que hace años no veía. Corrí a saludarlo y creo que él también se sorprendió de verme.

Subiendo al avión resultó que me tocó sentarme a lado de él, fue una noticia tan linda. Creo que estaba empezando a gustarme.