Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la derección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana - Azcapotzalco

domingo, 14 de octubre de 2012

El primer encuentro

Corría el año 2010, cuando mis compañeros de la preparatoria organizaron una salida a Cancún. Estabamos llenos de ilusión porque era una gran oportunidad para poder convivir, platicar, divertirnos y por supuesto olvidarnos un poco de la escuela.

En mi casa todavía se discutía si asistiría o no, por lo que necesitaba hacer méritos para el convencimiento de mis padres, ya que ellos pensaban que era muy arriesgado el salir con un grupo sin la supervision de adultos y pudieramos perder el control con los abusos como de alcohol, cigarros, drogas y hasta sexo.

El tiempo de partida llegaba y yo no podía convencer a mis padres, tuve que asear la casa, lavar ropa, hacer el desayuno, comida y hasta cena, cuidar a mi hermano y hacer todo lo que me pedían, hasta que me dieron el sí. En seguida me fuí al centro comercial a comprar lo necesario: traje de baño, bloqueador, blusas, faldas, lentes, sandalias, toalla y hasta un sombrero.

La noche anterior al viaje, estaba muy nerviosa. A las 20:00 horas sonó el teléfono de mi casa y tal como me lo imaginé era mi amiga Saraí que me decía: "Ale, tengo un problema, mis papás no me podrán llevar mañana al aeropuerto. ¿Crees que tus papás puedan pasar por mí?. Sin dudarlo le dije que sí, que estaríamos en su casa a las 6:30 horas.

Al día siguiente sonó el despertador a las cinco de la mañana, era la hora y el día que tanto esperaba. Mi mamá estaba acarreandome y me decía "Alejandra, el avión sale a las 9, pero recuerda que tienes que estar dos horas antes en el aeropuerto y todavía tenemos que pasar por Saraí." Eso me ponía aún mas nerviosa.

Eran las 6:30 horas y ya habíamos recogido a Saraí. Las dos estabamos muy emocionadas y más que nada nerviosas. Llegamos al aeropuerto, en lo que mi papá bajaba las maletas, Saraí y yo corríamos a saludar a nuestros mejores amigos: Roman, Armando y Ruby. Me percaté que venía con ellos otro muchacho; discretamente le pregunté a mi amiga: Ruby, ¿Quién es el chico que viene con ustedes? es Erick, respondió. Era un amigo en común de la secundaria y que hace años no veía. Corrí a saludarlo y creo que él también se sorprendió de verme.

Subiendo al avión resultó que me tocó sentarme a lado de él, fue una noticia tan linda. Creo que estaba empezando a gustarme.

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